Si bien Costa Rica fue mi primer contacto con América central, este viaje a Tobago se sintió como una experiencia auténticamente caribeña. Quizás sea por los paisajes, la comida, la gente, el acento en su idioma, la fauna, la flora o por esa forma parsimoniosa que tienen de llevar el día a día.
Hoy en día veo difícil un regreso a Tobago, pero aquella visita me sirvió como motivación para conocer el resto de las naciones isleñas que se encuentran en seguidilla hacia el norte.
Espero que por algún capricho del destino pueda volver a aquella paradisíaca isla, escuchar el hermoso sonido del steel pan, degustar una vez más el pan de coco y, mejor aún, darme un baño de paz y naturaleza.