La joya del Danubio
8 diciembre, 2023La fraternal travesía europea iniciaba su fin y la última posta del recorrido sería ni más ni menos que la mítica Budapest, la joya del Danubio.
Relatos por el mundo
La fraternal travesía europea iniciaba su fin y la última posta del recorrido sería ni más ni menos que la mítica Budapest, la joya del Danubio.
Para arrancar nuestro segundo y último día en Bratislava decidimos alejarnos de la pequeña urbe en dirección a las ruinas del antiquísimo castillo de Devín. El día había amanecido radiante y se prestaba inmejorable para pasarlo en exteriores.
Entre tanto sube y baja, sumado a nuestro reciente arribo a la ciudad, era momento de bajar un cambio. Para ello fuimos a Koun, una de las heladerías más famosas de Bratislava donde amenizamos la tarde con unos conitos de sabores gourmet.
Las últimas postas de nuestro viaje de hermanos nos fueron empujando hacia el este, una parte de Europa un tanto menos publicitada que su contraparte occidental.
El final de nuestra estadía austríaca nos amaneció con un cielo nublado y la imperiosa necesidad de no abandonar la ciudad sin antes conocer la mítica ópera de Viena. Tras un modesto desayuno partimos hacia el emblemático y céntrico edificio de sienes inundadas por el cardenillo.
Las delicias culinarias y arquitectónicas de Viena venían cumpliendo con creces nuestras expectativas. Cada paso dado, cada vuelta a la esquina, cada centímetro avanzado eran una nueva grata sorpresa para la vista.
A la vuelta de nuestra visita palaciega enfilamos derecho hacia el centro de la ciudad en busca de un lugar para saciar nuestras ansias de almuerzo.
Apenas había transcurrido la primera noche en Viena y yo ya sentía haber estado allí más de un mes. El cielo algo encapotado de la mañana no morigeraría ni un ápice nuestras ansias por salir a seguir explorando esta maravillosa ciudad.
Con el estómago contento y las baterías recargadas nos dispusimos retomar nuestra senda turística hacia el centro de la capital austríaca. Y, así como quien no quiere la cosa, nos topamos de golpe con la tan hermosa como imponente Ópera de Viena.
Aquellos dos días fugaces en Linz nos habían dejado con ganas de ahondar un poco más en la belleza y cultura de las tierras austríacas. Por lo tanto, para saciar nuestra sed exploratoria, coincidimos en que lo mejor era aventurarnos hacia su famosa capital Viena.