Bienvenido a Berlín, la ciudad de las grúas

Bienvenido a Berlín, la ciudad de las grúas

13 marzo, 2020 0 By Manu

Antes de seguir adelante te recomiendo leer el post anterior Vorágine capitalina vs. calma suburbana

El viaje en tren desde Amsterdam hacia el último destino del eurotrip familiar nos demandó poco más de 6 horas convirtiéndolo así en el más extenso de esta saga. Dado que era muy temprano, el sueño se subió al tren con nosotros y gran parte de aquel trayecto nos encontró durmiendo.

En mi caso, me debatía entre cerrar los ojos o mantener la vigilia para tratar de grabar en mi memoria cada elemento del paisaje a través de la ventana del vagón, por más intrascendente que pareciera.

No obstante, a pesar de mis esfuerzos, lo único que recuerdo de esas horas ferroviarias es una torre con el logo de la automotriz Volkswagen mientras seguíamos de largo por Hamburgo y la multiplicidad de grafitis que anunciaban el inminente descenso en la gigantesca Estación Central de Berlín.

Volkswagen
De paso por VW
Molinos Alemania
Molinos entre los campos de oro

Tanto vidrio y metal sobre nuestras cabezas era abrumador, pero en el bueno sentido; la arquitectura era tan moderna como atractiva. Lo primero que hicimos al bajar del tren fue buscar un puesto de información turística con mapas a disposición y que ofreciera la Berlín Pass (hermana teutona de la parisina).

Como la estación estaba repleta de espacios y vidrio, con mi novia divisamos uno de estos puestitos un piso más abajo y hacia allí fuimos. Mientras tanto, el resto hurgaba en sus teléfonos buscando el trayecto más adecuado para llegar a nuestro departamento alquilado, AirBnb mediante.

Nuestra suerte fue dispar. Por un lado, conseguimos un buen mapa pero por el otro, el elevado precio de la Berlín Pass nos llevó a pasarla por alto, considerando los traslados y atracciones que pensábamos realizar y conocer en nuestra estadía de 4 días en la capital alemana. Así y todo, creo que para quien quiera pasar algo más de tiempo allí, la Berlín Pass puede ser una excelente opción.

Berlin Hauptbahnhof
Berlin Hauptbahnhof
Escaleras mecánicas
Escaleras de metal

Afortunadamente, los celulares de mi familia encontraron una buena combinación de subtes hacia nuestro hogar el cual se encontraba algo alejado del centro. Con plan en mano, bajamos las escaleras hacia el U-Bahn, el subte alemán que cada tanto emerge a la superficie para respirar.

Al sacar el boleto en una expendedora, notamos que no existía ninguna barrera que nos impidiera pasar sin pagar. Sin embargo, encontramos una especie de maquinita para marcar el ticket antes de subirse al vagón, lo cual hicimos como responsables turistas que somos.

Algo que me llamó la atención mientras esperábamos el subte fue la compleja red de rutas, estaciones y conectividad con otros medios de transporte público. Dado mi pobre sentido de orientación fuera de mi país, los mapas que mostraban tal obra de ingeniería y planificación resultaban inentendibles para mí. No obstante, nuestro trayecto requería solo una simple conexión y, mejor aún, estaba acompañado por otras 6 personas con menor propensión a extraviarse que yo.

En un momento del viaje, la novia de mi hermano mayor recibió un mensaje de la dueña del departamento avisando que nos estaba esperando y que tenía un compromiso al cual debía asistir sin falta en una hora. Alertados por la situación, miramos nuestros relojes y empezamos a sacar cuentas. No había forma de llegar a tiempo, pero a la vez era imposible trasladarnos más rápido.

Estación de subte
Estación de subte pelada
Subte
Permiiiiiiiiso

Al llegar a la última estación, ya estábamos retrasados como 15 minutos y el temor por quedarnos fuera de nuestra casa con las valijas a cuestas empezó a crisparnos los nervios. Un nuevo contacto con la dueña nos informó que seguía afuera aguardándonos.

Instantáneamente le pregunté a mi cuñada cómo llegar, le encargué mi valija a mi familia y salí disparado como si no hubiera mañana. Casi 8 cuadras después, con los pulmones pidiéndome el cambio y la transpiración complotando contra una buena primera impresión, doblé en una esquina y vi a la dueña clavada cual estaca en la puerta.

La saludé como pude y ella, de muy buen humor, me dijo que unos minutos tarde no eran ningún problema. De haberlo sabido antes no hubiera destrozado mis pulmones para llegar…

Mi novia, algo más rezagada pero no menos motivada, llegó y tuvimos el privilegio de ser los primeros en conocer aquel impecable departamento. Al rato cayó el resto del contingente y, tras la explicación de los términos de uso de la vivienda, la dueña de casa se esfumó dejando tras de sí una caja de chocolates y una botella de espumante en la mesa de regalo para sus inquilinos.

Casa
Nuestro living a puro diseño
Baño
Baño de colección
Watercloss
Con cartelito para ubicarte en la noche

Como la hora de la merienda se acercaba, mi hermano menor, su novia, la mía y yo fuimos en busca de alguna panadería que nos deleite con sus artesanías. Sin embargo, la que encontramos tenía varios tipos de pastelería que en nada se parecían a las facturas argentinas.

Es más, como el idioma alemán me lo había dejado en casa, la ayuda del personal del local no fue gravitante y tuvimos que elegir las piezas dulces (en su mayoría) un poco por aspecto y otro por aroma. Además, aprovechamos aquella excursión para pasar por un supermercado y abastecernos de víveres esenciales como pan, leche, mermelada, galletitas y agua.

El resto de la tarde lo pasamos ubicando nuestras pertenencias en cada habitación. Luego, fuimos a cenar a la no tan cercana hamburguesería The Bird para festejar el primer cumpleaños europeo de mi hermano mayor.

Sugerencia
Sugerencias de The Bird
Hamburguesa
La potente hamburguesa Bronx Jon
Logo

Nuestra primera mañana en la ciudad de las grúas tuvo como atracción inicial el DDR Museum, un museo interactivo dedicado al estilo de vida en Alemania del este, eminentemente comunista.

Ubicado bien pegado al río Spree con vista a la catedral de Berlín, recorrimos esta fantástica muestra de material fílmico, objetos cotidianos de aquella época, elementos bélicos como máscaras de gas o un fusil de asalto AK-47 e incluso automóviles característicos de esos años. Todo aquello, con su respectiva explicación, nos permitió retrotraernos a una época no tan distante pero bien diferente a la actual.

DDR Museum
El DDR Museum nos abre sus puertas
Auto
Automóviles de décadas pasadas
AK47
Símbolos de la guerra fría
Radios
Aparatología de la época

En otro sector del museo nos encontramos con una vivienda familiar ambientada en aquellos años hasta el más mínimo detalle. Un poco más allá, un escritorio de trabajo que bien podría pertenecer a un militar ruso de alto rango se vislumbraba custodiado por los retratos de Marx, Engels y Lenin.

MarxEngelLenin
Marx, Engels y Lenin marcando el camino de la revolución

No obstante, la pieza más sorprendente desde mi punto de vista, fue la sala de interrogatorios. Al ingresar allí, bajo proprio riesgo, la “atracción” consistía en tomar asiento frente a una incandescente lámpara que apuntaba de lleno a la cara anulando toda posibilidad de reconocer a tu interrogador cuya presencia era perceptible únicamente por la forma de una silueta negra. Por si eso fuera poco, unos auriculares sobre la mesa repetían una grabación de un interrogatorio real permitiéndote sumergirte aún más en el tétrico experimento.

Interrogatorio2
La silueta del interlocutor
Interrogatorio
Sumergirse en la experiencia
Logo

Luego de un par de horas de comunismo a pleno, el hambre nos llevó a retirarnos hacia uno de los tantos locales que vendían el famoso currywurst, unas salchichas alemanas aderezadas con curry y acompañadas por una generosa ración de papas fritas.

Currywurst con papas fritas
Currywurst con papas fritas. Directo a las arterias

Todavía relamiéndonos por aquel contundente almuerzo, caminamos por Unter den Linden, el bulevar más tradicional de la ciudad. Amén de ser un paseo bastante bonito, por esos días estaba repleto de vallas, caños y trabajadores en clave refaccionaria.

Sobre los márgenes del paseo se hallaban apostados varios edificios emblemáticos de Berlín como las embajadas de Rusia, Hungría, el hotel Adlon, la Bebelplatz, la Universidad de Humboldt o la Academia de Arte. Por su parte, las embajadas de Francia y Estados Unidos se asomaban apenas más allá de los límites estrictos del bulevar.

Museo de historia alemán
Museo de Historia Alemán
Facultad de Derecho de Humboldt
Facultad de Derecho de la Universidad de Humboldt

Sobresaliendo del resto, el punto más emblemático de Unter den Linden está en su comienzo (o su fin según cómo se lo mire). Con la Pariser Platz como antesala, la icónica puerta de Brandemburgo se erige como el símbolo de la ciudad.

Mientras admirábamos las 6 gigantes columnas decoradas con preciosos relieves de corte mitológico y que sostienen a la diosa Victoria montada en su cuadriga, aprovechamos para tomarnos varias fotos grupales con tal maravillosa postal de fondo.

Puerta de Brandemburgo
Icónica puerta de Brandemburgo
Columnas
Relieves entre líneas y columnas

Así como en Unter den Linden, la puerta estaba siendo objeto de tareas de mantenimiento que impedían atravesarla por los espacios delimitados por sus columnas. Recuerdo en ese momento haber estado un poco molesto por las ubicuas refacciones y construcciones que entorpecían el urbanístico paisaje.

Sin embargo, entendí que tanta grúa, tanto escombro y tanta valla, además de perseguir una óptima calidad para los ciudadanos, eran tan parte del paisaje berlinés como cualquiera de sus estatuas, museos o iglesias.

Grúas de Berlín
Las omnipresentes grúas de Berlín. Postal de la ciudad

No te pierdas como sigue este viaje en el siguiente post Walking tour por Berlín

Logo