De regreso en nuestro alojamiento conocimos a Lloyd y su mujer, una pareja de británicos jubilados (muy frecuentes por todo el Caribe) que llevaban tres semanas en Tobago.
Si me preguntan a mí, creo que es una cantidad excesiva de tiempo para permanecer allí. No obstante lo cual, es una excelente opción si se está en plan anti stress.
Mientras la mujer (que sabrán disculpar pero no recuerdo el nombre) leía sus varios libros, Lloyd se lucía tocando unas dulces melodías en su guitarra acústica las cuales acompañaba con su agradable voz.
Para nuestra sorpresa, esa misma noche tuvo lugar una especie de barbeque a la que asistieron (y asistimos) turistas de todo el pueblo. Miren si tendré suerte que aquella velada estuvo acompañada por un infaltable show de mi nuevo amor, el steel pan.
Así fue que entre covers en clave caribeña, algo de baile y otro tanto de rum punch (un trago típico de por allí), pasamos nuestra primera noche en la serena Castara.