Como sea, decidimos tomar otro bendito taxi hacia el centro que, dicho sea de paso, costaba un tercio de lo que se cobraba en Buenos Aires.
Al parecer, uno de los lugares más conocidos de Cebú era el Ayala Mall, un shopping de proporciones bíblicas y centro neurálgico de la actividad social. Siendo una buena alternativa para un día estaba bastante nublado con riesgo de lluvia, hacia allí enfilamos.
Nomás subir al taxi le dije al conductor: “Good morgning, to the Ayala Mall, please”, a lo que me miró con cara extrañada, como no pudiendo comprender. Asumiendo que mi inglés pudo no haber sido el mejor, le repetí nuevamente el destino pero el resultado fue el mismo. Como mi paciencia es una virtud pero no es mucha, me di por vencido y le pedí a mi novia, quien maneja el inglés de taquito, que le explique a dónde queríamos ir.
Luego del cuarto intento el taxista exclamó: “Aaahhhh, Aiiiiiala Mall!!!”. Pero si es lo que te estábamos diciendo flaco!!! Pues no, evidentemente nuestro acento argentino sonaba como si quisiéramos ir al Assshhhala Mall, y ese sonido era TOTALMENTE distinto al que podía interpretar el taxista.
Jajaaja, muy interesante tu experiencia con Sinulog!!! Muy colorido todo!
Muchas gracias!!!
En el próximo post ahondaremos en el Sinulog! 😀
Que pinta que tienen esas últimas dos fotos mmmmmmmm
Las facturas no me duraron ni 15 minutos…