Música por Montreux

Música por Montreux

17 julio, 2021 2 By Manu

Antes de seguir adelante te recomiendo leer el post anterior Típico día de paseo suizo

Luego de un fugaz paso de reaprovisionamiento por el hotel, cargamos con lo mínimo e indispensable para pasar el resto del día (y la noche) en Montreux y tomamos el colectivo hacia allí.

Afortunadamente, los traslados de ida y vuelta corrían por cuenta del Estado suizo en pos de promocionar el festival de jazz. Al fin una a favor del bolsillo…

Aquí debo aclarar que nos alejamos un poco del plan, pero tan solo 1 km, no más. Me refiero a que fuimos a visitar el medieval castillo de Chillón apostado sobre una intromisión de roca en el lago Lemán. Estrictamente hablando, el castillo está en la localidad de Veytaux, pegadito a Montreux.

Tras pagar los 13 U$S de entrada, ingresamos a esta fortaleza amurallada detenida en el tiempo. Sus primeros registros históricos se remontan al siglo XII cuando el castillo era controlado por los condes de Saboya.

Castillo de Chillon
Ingresando al castillo de Chillón

Tras dos siglos bajo dominio saboyano, vendrían otras dos centurias de control local: los berneses. Sin embargo, el último poseedor de la fortificación sería el mismísimo pueblo de Vevey y Montreux llevándolo a ser parte del patrimonio del cantón de Vaud.

Dejando la historia atrás, el recorrido (sin guía por elección) nos llevó en primera instancia por las galerías subterráneas que supieron albergar los suministros alimentarios y las armas.

En realidad no estaban bajo tierra; imagínense que, teniendo un lago limítrofe, cualquier construcción por debajo de su nivel tenía el número cantado para inundarse.

Depósito
El depósito de víveres
Vista al Leman
Vista al ras del lago

En la continuidad de aquel sótano encontramos el sector asignado a los calabozos cuya higiene por aquellos años me hubieran hecho reconsiderar la perpetración de cualquier delito.

Dato de color: estas mazmorras sirvieron de inspiración para que el británico Lord Byron pergeñara su poema acerca del encarcelamiento del saboyano François Bonivard. Las malas lenguas dicen, erróneamente, que fue el mismo Lord Byron quien estuvo preso allí. Quizás ello pueda servir como tema para un nuevo poema…

Calabozo de Chillón
Los húmedos calabozos del castillo
Poesía Byron
Presente en la poesía de Lord Byron

Las visitas a las salas superiores nos retrotrajeron a una época en la que abundaba el espacio y donde el eco de pisadas por los pasillos era suficiente para delatar a cualquier intruso.

El inmenso comedor con sillas de madera tallada y vastos salones con mobiliario a tono me llevaron a creer que el personal de servicio podía llegar a quintuplicar en número a los dueños de casa.

La reducida superficie sobre la que el castillo se construyó condujo a una esperable edificación vertical. Las escaleras estaban a la orden del día y con cada piso alcanzado, los escalones de multiplicaban por 2.

Comedor Chillón
Living-comedor muy luminoso-Bajas expensas
Habitación
Amplitud habitacional
Patio de Chillón
Vistas internas

Sin embargo, una vez alcanzada la cima de la torre más alta, las vistas del lago y sus alrededores bien valían el esfuerzo. Supongo que los dibujantes que trabajaron para Disney en el siglo XX deben haber tenido este tipo de lugares como musa para sus edulcoradas películas animadas.

Panorámica Chillón
Un paisaje de ensueño
Logo

Con 2 horas de temática medieval encima, resolvimos mover nuestro tour hacia un lugar más actual pero no menos atractivo: el Casino Barrière. Ojo, ni se les ocurra pensar que fuimos a apostar, nada más lejos de la realidad.

Resulta que una parte de dicho casino está asignada a la denominada Queen Studio Experience. En ese lugar Freddie Mercury, Brian May, Roger Taylor y Johnny Deacon tuvieron su estudio de grabación en el que dieron forma a algunas de sus más célebres creaciones desde 1978 a 1995.

Tras atravesar toda la planta del casino, subimos unas escaleritas hacia una sala repleta de artículos de colección representativos de la banda. Desde merchandising de la época, pasando por letras de canciones escritas a mano en cuadernos hasta los estrafalarios trajes de Freddie Mercury, esa sala era un viaje en el tiempo.

Memorabiblia
Memorabiblia
Instrumentos
Instrumentos originales
Vestuario
Vestuario

Sin embargo, se me hizo un poco más pequeña de lo que la imaginé. Pero también es cierto que, en realidad, todo aquello servía como paso previo a la sala de grabación.

Si bien la consola, que tenía un par de metros de largo, consistía en una especie de maqueta hecha con un ploteo de botones y perillas, los equipos de grabación detrás de ella sí que eran reales.

En honor a la verdad, no toda la consola era de mentira, había una parte de los controles que era funcional. A través de los mismos se podían aislar los diferentes elementos de cuatro canciones de la banda dotadas de un audio hermosamente envolvente.

La posibilidad de “mezclar” esas canciones y, sobre todo, la de escuchar la voz de Freddie Mercury a capella llegaron a ponerme la piel de gallina.

Consola Queen
Descontrolando la consola
Equipo de grabacion
Con esto se grababa...
Equipo de grabación
...por aquellos años

Como para llevar mi amor por Queen un pasito más allá, al salir del estudio fuimos a visitar la famosa estatua de Freddie Mercury. Inmortalizado con su icónica vestimenta del inolvidable concierto de 1986 en Wembley, su micrófono de atril cortado y el puño en alto, su imagen yace eternizada a orillas del lago Léman.

Dato de color: esta misma estatua es la que forma parte de la tapa de Made in heaven, último disco de la banda. El mismo fue lanzado posteriormente al paso a la inmortalidad de Freddie.

Freddie
Freddie Mercury, inmortal

Así las cosas, era momento de justificar nuestro auténtico propósito por visitar esta ciudad y hacia el Festival de Jazz de Montreux nos dirigimos. Dado que era el último día del evento, el caudal de gente se hacía sentir, especialmente en la zona de gastronomía.

Una serie de puestitos pegados y enfrentados formaban una calle donde los transeúntes nos babeábamos ante sus delicias. Si Suiza es caro, imagínense los precios en uno de los eventos culturales más importantes del país. Pancho y gaseosa para mí por favor…

Jazz festival
Bienvenidos al Montreux Jazz Festival
Stands en el festival
En búsqueda del pancho y la Coca

Mientras picábamos algo, presenciamos un particular show al aire libre de una banda francesa cuyo escenario estaba ambientado como un bar de los ´60. Más interesante aún era la presencia de una integrante de la banda traduciendo en simultáneo con lenguaje de señas las letras de las canciones para quien tuviera dificultades auditivas.

Y no crean que lo hacía de la manera en que se suele ver en el cuadradito inferior derecho de la pantalla durante un discurso político. Esta mujer le imprimía histrionismo y ritmo a cada palabra mientras no paraba de bailar. La traducción era un espectáculo en sí.

Como la hora del show principal que cerraba el festival se acercaba, nos dirigimos hacia el auditorio Stravinsky con capacidad para tan solo 4.000 personas. Luego de deambular un poco por los stands de souvenirs, nos colocaron la pulserita habilitante e ingresamos al auditorio.

Tras fumarnos un bodrio de una hora de un DJ telonero que nada tenía que ver con lo que habíamos ido a ver, las luces se apagaron. Ahora sí, era momento de que Jamiroquai subiera al escenario.

Jamiroquai
Jamiroquai en escena

En esta ocasión Jay Kay vestía un sombrero de “plumas” electrónicas que se abrían y cerraban cual pavo real del futuro al son de la música. Las luces en el escenario y la acústica del lugar fueron excelentes.

La banda profesionalmente impecable funcionó como un relojito (suizo, ya que estamos). Hasta el comportamiento del público, que distaba bastante del argentino, permitía moverse al ritmo del funk.

Un show de más de 2 horas repasando toda su carrera inundada por hits inoxidables marcó la tónica de una noche inolvidable. Un show de Jamiroquai en el Festival de Jazz de Montreux en un auditorio con 3.998 personas y dos hermanos es una de esas experiencias únicas en la vida.

Jamiroquai
Un show impecable
Jamiroquai
Jay Kay agitando

Con la adrenalina al taco y un hambre que daba calambre, salimos del festival para tomarnos el bondi de vuelta al hotel. Pero claro, era casi medianoche y estaba todo cerrado, incluso el restaurant del hotel.

A sabiendas de que todo el movimiento de la zona iba a estar concentrado en Montreux, los negocios de Vevey habían cerrado sus puertas tempranamente.

Tras vagabundear las calles buscando una persiana abierta y con el estómago empezando a tronar, divisamos a la distancia un McDonald´s. No me enorgullezco de recaer en este tipo de locales de comida rápida ¡Pero era la única opción y cerraba en 20 minutos!

Asesorados por el hambre, no prestamos mucha atención a nuestra elección y nos llevamos 3 combos de lo que fuera al hotel. Finalmente, los 3 hermanos sentados en la mesita de la habitación degustamos esa comida procesada que se sintió como un banquete y nos fuimos a dormir felices por una jornada perfecta.

No te pierdas como sigue este viaje en el siguiente post Encuentro en Múnich

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