Sin embargo, se me hizo un poco más pequeña de lo que la imaginé. Pero también es cierto que, en realidad, todo aquello servía como paso previo a la sala de grabación.
Si bien la consola, que tenía un par de metros de largo, consistía en una especie de maqueta hecha con un ploteo de botones y perillas, los equipos de grabación detrás de ella sí que eran reales.
En honor a la verdad, no toda la consola era de mentira, había una parte de los controles que era funcional. A través de los mismos se podían aislar los diferentes elementos de cuatro canciones de la banda dotadas de un audio hermosamente envolvente.
La posibilidad de “mezclar” esas canciones y, sobre todo, la de escuchar la voz de Freddie Mercury a capella llegaron a ponerme la piel de gallina.
Inolvidable día! Vaya que sí! Desde el Castillo, hasta un tour cargado de nostalgia y amor por la música, todo a orillas del lago. Un verdadero paraíso en la tierra y una jornada inigualable que cerró con la mejor música, y la mejor compañía
Cada día se extraña más 😉