Un final impecable

Un final impecable

21 febrero, 2020 4 By Manu

Antes de seguir adelante te recomiendo leer el post anterior Las maravillas del Valle Sagrado

La madrugada siguiente me encontró bien despierto y asombrado con la coronación del suizo Wawrinka por sobre el monstruo Nadal en el Abierto de Australia. El itinerario era uno de los más apretados del viaje.

Comenzamos tomando un remís que nos acercó a la estación de tren con destino a Aguas Calientes. Mientras aguardábamos nuestra formación, volteé la mirada hacia la montaña que servía de sostén para tres pequeños habitáculos colgando del precipicio. Los mismos funcionaban como alojamiento para quien tuviera el valor de dormir con el abismo bajo sus pies.

Una vez arriba del tren con techo espejado, la locomotora nos impulsó por uno de los márgenes del Urubamba (también llamado Vilcanota) atravesando las imponentes montañas repletas de vegetación y escuchando por los parlantes “El cóndor pasa” con la misión de sumergirnos cada vez más en la mística incaica.

Habitáculos
Per nocte colgado al precipio
Tren
Con vista a las montañas circundantes
Logo

Al llegar a Aguas Calientes, el caudal de turistas se hacía notar. Las colas hacia los buses que realizaban el ascenso a Machu Picchu se extendían aún en temporada baja. Pero, como habíamos contratado un paquete, ya contábamos con las entradas en nuestro haber. Una fila menos para hacer…

Con cada asiento ocupado (y nosotros adentro), el bus comenzó su ascenso por el sinuoso camino hacia la mítica ciudad. A mitad de camino, nos bajaron para tomar otro bus que se encontraba 50 metros más adelante; al parecer, un deslizamiento producto de las últimas lluvias hacía imposible un trayecto directo.

Hasta ahí todo bien, pero la situación se puso un poco tensa cuando el nuevo bus pergeñó un giro en forma de U dejando parte de la carrocería suspendida al vacío y varios corazones en la boca. Afortunadamente el resto del recorrido transcurrió sin sorpresas.

Luego de subir unas escaleras, llegamos finalmente a la cima. En ese instante, aquella imagen plasmada miles de veces en libros, televisión y afiches se reveló ante mí: Machu Picchu me daba la bienvenida.

Si bien una inoportuna nube no me permitía apreciarlo en su totalidad, la energía de aquel lugar ya empezaba a circular por mis venas. Tras incontables fotos de todos los ángulos posibles, comenzamos el descenso hacia uno de los más hermosos patrimonios de la humanidad.

Nublado
Machu Picchu nublado
Vista hacia abajo
Hacia abajo estaba despejado...
Panorama
Machu Picchu, finalmente frente a frente...

Nos tomamos el tiempo necesario para recorrer cada rinconcito de la ciudad sagrada: los pasillos internos hechos de piedra, la arquitectura integrándose armónicamente a la montaña sin perturbarla, las habitaciones con hendiduras en las paredes que resonaban al eco que producía otra persona más allá de una manera casi mágica, el espacio prácticamente nulo entre cada piedra y que vaya a saber uno cómo las subieron hasta allá y los restos de una escultura estratégicamente colocada replicando las formas montañosas del horizonte.

Arquitectura integrada
Arquitectura integrada al paisaje
Ventanas
Ventanas resonadoras
Espacio nulo
Espacio mínimo entre bloques
Paisaje hecha escultura
La piedra tallada con el paisaje como inspiración

La guía nos deslumbró con algunos aspectos de la cultura incaica. Nos mostró unos cuencos de piedra en el piso llenos con agua cuyo reflejo permitió al pueblo andino observar el firmamento y desarrollar su astronomía. Al parecer, mirar directamente a los cielos podía ser interpretado como una ofensa por los dioses.

Además, cada escalón tenía una altura desproporcionada y ello no era fortuito: al querer subir cada peldaño resultaba imposible no inclinarse. Esto podía traducirse como una reverencia hacia los dioses en cada paso.

Algunas habitaciones se entrometían en la roca magistralmente. En la interacción con los elementos del paisaje podía describirse la silueta de un cóndor que, una vez percibido, era difícil obviarlo.

Cuencos
Herramientas de la astronomía
Armonía en la construcción
Armonía en la construcción
Cóndor
¿Pueden ver el cóndor?

Era tal mi excitación que iba de acá para allá sin un atisbo de cansancio ante la atónita mirada de mi novia, algo más rezagada. Según nos comentaron, Machu Picchu nunca fue escenario de enfrentamientos bélicos por lo que la energía del lugar era de lo más positiva. Quizás eso explicaba en parte mi eléctrico comportamiento.

Tuvimos tiempo de sobra para recorrer cada punto de la ciudad sagrada. Incluso me dio la sensación de que era mucho más grande de lo que aparentaba en fotos. La cantidad de turistas no fue un estorbo a la hora de disfrutar tan mágico escenario.

Unos momentos antes de emprender el descenso, un guiño del destino se llevó las nubes que obstaculizaban la tan ansiada foto de Machu Picchu en su máxima expresión por lo que atiborramos la cámara con capturas de aquella postal inolvidable.

Machu Picchu y yo
Machu Picchu y yo, un solo corazón
Machu Picchu
Panorámica de una de las 7 Maravillas del Mundo Moderno

De regreso en Aguas Calientes nos encontramos con Alicia para almorzar en un restaurant con vista al río y compartir nuestras experiencias. Luego, tomamos el tren de regreso, seguido por un bus que nos depositó, ya entrada la noche, en nuestro hotel cuzqueño.

Como el reloj marcaba las 10 de la noche, el comedor del hotel estaba cerrado sin dejarnos más opción que pedir servicio a la habitación. Nada estrafalario, unos sándwiches con gaseosa que acompañaron la entrega de los Grammy proyectada en nuestro televisor. El último día de nuestro viaje constaría meramente en un vuelo con destino a Lima y uno posterior de regreso a nuestra Buenos Aires.

Aguas Calientes
El pueblo de Aguas Calientas
Inca
El Inca custodiando la tierra sagrada
Logo

Si bien al contratar un paquete de viajes uno se convierte un poco en rehén de los horarios que se imponen, en este caso resultó muy favorable. Siendo que las distancias entre cada punto pueden llegar a consumir a más de un viajero; la planificación se convierte entonces en un aliado indispensable.

En Perú tuvimos, con las eternas montañas como testigos, un pantallazo general de su vasta naturaleza y de la cultura andina, una de las civilizaciones más sorprendentes que hayan pisado la Tierra. Además, nos presentó a Alicia, Ed y Enrique con quien seguimos manteniendo contacto en la actualidad.

Dado el creciente flujo de turistas a nivel global y el consecuente deterioro de los ambientes en los que irrumpe, cada día que pasa estoy más agradecido por haber tenido la posibilidad de conocer tan hermoso y místico país que generosamente nos abrió sus puertas para quedar grabado a fuego en nuestro corazón.

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