No obstante, quiero destacar aquel mediodía en el que, en busca de nuestro almuerzo, dimos con un local que vendía algo llamado “roti”. El roti consistía en una mezcla muy caliente de pollo desmenuzado, papa, curry y un sinfín de condimentos más. Esta delicia venía envuelta en una masa bien finita que mantenía contenidos los líquidos de la preparación.
Por lo que tengo entendido era una adaptación de la cocina india y no tuvimos ningún prurito en darle una oportunidad. Dada la hora, había un sol que rajaba la tierra y con buen tino fuimos a por unos jugos recién exprimidos de ananá, pera, manzana, remolacha, canela, maracuyá, semillas de girasol y un chorrito de ron como para darle envión.