Una muestra de calidez y naturaleza

Una muestra de calidez y naturaleza

25 julio, 2020 0 By Manu

Antes de seguir adelante te recomiendo leer el post anterior Días de playa y noches musicales

El quinto día en Tobago, y el primero nublado, decidimos visitar Arno´s Vale, una especie de granja en la que cultivaban variedad de frutas y verduras de manera orgánica. Además, era sede de un hermoso jardín de colibríes.

Recorriendo la húmeda tierra de sus senderos conocimos las plantas responsables del maracuyá, la lima, el pomelo, el cacao y tantas otras. De hecho, uno de los empleados del lugar deambulaba con su machete (se ve que es costumbre isleña) ofreciendo probar alguno de aquellos frutos.  A contramano con mis gustos, fue el pomelo el que me tocó en suerte.

Planta de cacao
Planta de cacao
Árbol de salchichas
Árbol de salchichas
Flores amarillas
Colores y formas de la naturaleza

Luego de tanto vegetal, llegó el turno de los eléctricos colibríes que se acercaban a los bebederos para recargar energía. La belleza de sus colores era tal que justificaron los múltiples intentos de captura con mi cámara de fotos.

Alguno de los exponentes de tal arcoíris de colibríes fueron el Ruby-topaz, el Black-throated Mango, el Copper-rumped, el Rufus-breasted Hermitt, el White-necked Jacobin y el Long-billed Starthroat. Si son amantes de estas pequeñitas aves, les recomiendo que vean sus fotos… o mejor, vayan a Tobago.

Black-throated Mango
Black-throated Mango
Ruby-topaz
Ruby-topaz
White-necked Jacobin
White-necked Jacobin

El resto del día se nos pasó volando en un continuado avistaje de aves de mayor calado y habitués de humedales hasta el caer del sol. Unas horas después, ya de noche y siendo el día indicado, Wayne nos pasó a buscar nuevamente por casa.

En esta ocasión nos llevó a su hogar donde conocimos a su hija de 9 años y compartimos una hermosa velada en la que el plato principal fue un suculento pescado llamado Red Snapper.

Una de las costumbre que suelo tener en mis viajes es la de llevar un producto argentino que crea difícil de conseguir en mi país de destino, generalmente suele ser dulce de leche o alfajores.

En este caso llevamos algunos alfajores como para no caer con las manos vacías y que vinieron al pelo como postre. De hecho, Wayne liquidó el suyo de dos bocados lo que me hizo pensar que una franquicia de Havanna podría tener futuro por aquellos lares.

Striated heron
Striated heron
Egret
Esta te la debo...
Caimán
Y un caimancito
Red Snapper con arroz y frijoles
Red Snapper con arroz y frijoles en lo de Wayne

Como agradecimiento, si bien los homenajeados éramos nosotros, Wayne fue a su patio trasero y nos trajo una de las papayas que había dado su jardín. Claro, porque es muy normal que todos tengamos plantas de papayas en el patio… Y no solo eso, sino que la papaya que trajo era inmensa y pesaba como 3kg!

Así fue como aquella noche regresamos a casa con la panza llena, una papaya monstruosa y el corazón contento por haber tenido la oportunidad de conocer la calidez de gente como Wayne que nos agasajó como al mejor de sus amigos y, aún más importante, que nos abrió las puertas de su casa permitiéndonos incluso conocer a parte de su familia.

Papaya gigante
La papaya más grande que vi en mi vida
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A fin de no ponerme más detallista de lo que ya soy, solo voy a comentar que los últimos de días de aquella primera semana transcurrieron de manera muy relajada. A saber: caminatas hacia la bonita Store Bay, el infaltable frisbee, compra de souvenirs para la familia y hasta tardes viendo tele en casa cuando el calor era demasiado para nosotros.

Store Bay
Relax en Store Bay
Steel pan
Me lo tendría que haber llevado...

No obstante, quiero destacar aquel mediodía en el que, en busca de nuestro almuerzo, dimos con un local que vendía algo llamado “roti”. El roti consistía en una mezcla muy caliente de pollo desmenuzado, papa, curry y un sinfín de condimentos más. Esta delicia venía envuelta en una masa bien finita que mantenía contenidos los líquidos de la preparación.

Por lo que tengo entendido era una adaptación de la cocina india y no tuvimos ningún prurito en darle una oportunidad. Dada la hora, había un sol que rajaba la tierra y con buen tino fuimos a por unos jugos recién exprimidos de ananá, pera, manzana, remolacha, canela, maracuyá, semillas de girasol y un chorrito de ron como para darle envión.

Roti
Roti con jugo multifruta. Chorreando sabor por todos lados

Ya el primer bocado de aquel roti lo ubicó en la categoría de fantasía culinaria. Ni lo complicado de evitar la caída del relleno por los costados ni los más de 30°C impidieron que liquidáramos ese manjar, aún a costa del inevitable sudor que brotaba por doquier.

Mención especial para nuestros exprimidos (que más bien parecían una ensalada líquida) y que aparecieron sobre la hora para salvar las papas.

Pero bueno, había llegado la hora de despedirnos de Buccoo y para ello se hizo presente en nuestro departamento el parsimonioso encargado. En ese momento supimos que se llamaba Marcus y, por unos pocos dólares trinitenses, nos llevó en su auto hacia nuestro hogar por la siguiente semana: Castara.

No te pierdas como sigue este viaje en el siguiente post Clean, green & serene

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