Una vez atravezado el sinfín de columnas, caminamos unos pocos metros hacia el supuesto lugar en el que se hallaba emplazado el bunker donde Hitler pasó sus últimos momentos. Digo “supuesto lugar” porque en la actualidad algo de pasto y un estacionamiento cubren la zona.
Las autoridades alemanas, con buen tino, tomaron la decisión de que el área donde se encontraba el bunker pase lo más desapercibida posible. El objetivo: evitar que nuevas generaciones se congreguen allí para realizar algún tipo de culto o reivindicación sobre tan atroz personaje.
Unas pocas cuadras más al sur un fragmento del mundialmente famoso muro de Berlín bordeaba la Topographie des Terrors, exposición fotográfica que relata de manera excelente el ascenso y caída del nazismo, sus personajes y sus monstruosidades. Además, para darle mayor simbolismo, la muestra se ubica en el lugar donde funcionaron las oficinas de la horrible Gestapo y la temible SS.