Para disfrutar de tan hermoso lugar no había que esforzarse mucho, solo era necesario caminar, cruzar sus puentes, mirar sus casas repletas de ladrillos y tejas o apreciar los portones adornados con herrajes de las iglesias.
Por su parte, mi mamá no perdía oportunidad para adentrarse en cada museo, en su gift shop aclaro, a fin de adquirir lápices para su colección, mientras nosotros esperábamos en la puerta disfrutando el solcito y la vista.
Más caminábamos y más nos parecía que el lugar había salido de un cuento de hadas. En un punto llegamos a un parque donde la juventud sacaba lo mejor de la tarde tirándose en el pasto para disfrutar algún que otro picnic, o bien recostándose en un árbol a leer cual campus universitario estadounidense. Y para colmo, unos cisnes navegando en los canales agregaban más perfección a la escena.
Mágicos lugares Manu!!!
Es la compañía la que pone la magia! 😀
Me hiciste viajar de nuevo y recordar esa Brujas de ensueño!!
No parece sacada de un cuento??
Brujas es hermosa por donde se la mire