Alicia era una española que trabajaba para una multinacional y que se incorporó al tour un poquito más tarde debido a los problemas de aterrizaje que tuvo su vuelo proveniente de Lima. Más allá de ese inconveniente que le quitó unas horas de tour, ella se veía siempre optimista y presta para aprovechar cada momento con su mejor sonrisa.
Por otro lado, Ed, canadiense, y Enrique, mexicano, eran dos amigos ya jubilados que tenían en su haber infinidad de viajes. Ed conocía más países de los que pueda recordar, se autodefinía como un “foodie” (persona a la que le encanta comer), era un aficionado a la fotografía y un apasionado por la historia de cada lugar que pisaba. Por su parte, Enrique vivía en los Estados Unidos con su mujer y estaba planeando mudarse hacia Sarasota para pasar sus años de retiro salpicados, desde ya, por algún que otro viaje alrededor del globo.
Por esas cosas de la vida, hubo buena química en el grupo de manera instantánea, dando lugar a conversaciones sobre las costumbres, historia y hasta política de cada uno de nuestros países.
Entre charla y charla, llegamos a las afueras de la ciudad donde descendimos para unas vistas panorámicas del paisaje con la compañía de una escultura de madera de un Ekeko siempre sonriente. El Ekeko es un dios de la abundancia y de la fertilidad de la zona del altiplano al que se le colocan cigarros o “puritos” encendidos en la boca a modo de ofrenda.
Cuántos colores y sabores!!! Me encantó Manu
Gracias!!!! 😀 😀 😀 😀