Hubiese sido lindo permanecer allí, pero se nos acercaba el final del viaje y Montezuma nos esperaba a la vuelta del golfo de Nicoya. Quizás un poco agotados por tanto viaje, nuestro tino a la hora de elegir alojamiento no fue el mejor y desembocamos en un hostel que cortó su suministro de agua al poco tiempo de haber pagado la habitación y con un boliche al lado.
Al manifestarle nuestro descontento al joven administrador, que no tenía más de 30 años, solicitamos que nos devolviera la plata (por la falta de agua, del boliche nos hacemos cargo) pero trató de disuadirnos.
Nuestra insistencia fue mayor y logramos recuperar el dinero de una noche, solo que ahora había que salir cargando los bolsos a buscar dónde dormir. Por suerte, tuvimos éxito rápidamente y alquilamos una habitación con cuatro camas, baño privado y un ventilador de pie atornillado al cielo raso haciendo las veces de ventilador de techo.
Buenas crónicas Manu! Me leí de corrido todo Costa Rica. =D
Qué grande Eze!!!!
No te dieron ganas de estar ahí?? 😀
Cada vez que vuelvo a leer esta crónica le encuentro algo diferente que me fascina.. Esta vez fue la combinación con las fotos. Excelente.
Muchísimas gracia Chalo!!!
Las fotos le dan un poco de color al texto. Abrazo grande!!
Conseguir la foto de una reliquia como ese ventilador no es fácil. y junto a la belleza de esos paisajes, formará un recuerdo inolvidable.!
Ese viaje no hubiera sido lo mismo sin ese ventilador, obra maestra del diseño y la arquitectura
😀
Muy pintoresco el lugar. Buenas fotos .Felicitaciones
Muchas gracias!!
Pintoresco y super natural
😀