Luego de 1 hora y media de subir y bajar, con el insólito calor a cuestas, llegamos a una zona administrada por la comunidad mapuche Curruhuinca a la que abonamos la correspondiente entrada, que era más bien una contribución, y en donde el camino se bifurcaba.
Dada su mayor cercanía indicada por los carteles, tomamos el sendero de la izquierda hacia el mirador de las Bandurrias donde las panorámicas del lago Lácar parecían sacadas de un cuento de hadas. Tras el necesario momento de contemplación, nos sentamos al reparo de la sombra de un árbol y nos quedamos charlando un rato sumergidos en un escenario natural maravilloso que comenzaba a ser moneda corriente.
El momento se vio un tanto entorpecido por la presencia de una pareja brasileña que no tuvo mejor idea que ubicarse a un metro nuestro ¡Con todo el espacio que había! No solo eso, sino que el caballero, con su remera del Flamengo que sonaba a provocación por la final de la Copa Libertadores disputada al día siguiente contra River, me pidió una foto con su pareja.
Por supuesto que accedí con mi mejor cara; por otro lado, ya habíamos disfrutado bastante ese espacio y era mejor dejar lugar a los demás para que puedan presenciar tanta belleza natural.
Que lindo recorrido
Gracias!! 😀
El sur es tremendo. ¡Quiero volveeeer!
Volveremos!!! 😉
El sur es todo lo que está bien!!
Hermoso paisaje.
El verano de nuestro sur en verdad que lo es!