Unos kilómetros más adelante, nos detuvimos nuevamente en un inhóspito mirador a casi 5.000 metros de altura con vista a numerosos volcanes a saber: Misti, Chachani, Ampato, Sabancaya, Hualca Hualca, Mismi y Ubinas.
Ni bien se detuvo la combi, salí disparado para tomar anchas panorámicas de tal vastedad de paisaje, pero al momento de querer retratarme junto a mi novia, observé que ella se acercaba lentamente, como cuidando cada paso que daba. Como disponía de nieve a mi alrededor, no tuve mejor idea que arrojarle una helada bola que la impactó de lleno y que no le causó tanta gracia como a mí.
Al acercarme entendí la razón, la puna comenzaba a hacer de las suyas: un malestar y algunos mareos la llevaron a regresar unos minutos al vehículo para descansar y odiarme en silencio por la infructuosa humorada.
Mientras trataba de disculparme de todas las formas posibles, ella solo asentía más preocupada por su estado que por mi presencia. Sin embargo, unos pocos minutos de reposo la recompusieron permitiéndole acercarse al punto panorámico para tomarse varias fotos conmigo y los volcanes.