Afortunadamente, a unos 500 metros de Deadvlei había un pequeño y rústico parador por donde unas camionetas levantaban a los viajeros para acercarlos hacia Sossusvlei. Una vez allí, Alfos nos estaría esperando con el camión para regresarnos a nuestro campamento en Sesriem.
Era tanto lo que habíamos hecho aquel día y recién ahora estábamos almorzando. Con buen tino, Jason nos dejó un par de horas de la tarde libres para bañarnos, descansar y, sobre todo, para evitar las peores horas de sol.
Dado que tenía arena hasta donde se les ocurra, tomé mis cosas y fui a pegarme una ducha en los límpidos baños del camping. Totalmente renovado, salí del baño y luego de dos pasos me pegué un tremendo susto al ver un orix parado a 3 metros mirándome fijamente.
El orix me miró… Yo miré al orix… Y eso bastó para entendernos. Lentamente y respetando su espacio, pasé por al lado comprendiendo que ese era su hogar y que yo era más bien un huésped. Desde la carpa, mi novia y la galesa Lyn presenciaron la situación entre expectantes y entretenidas por ver mi reacción y el desenlace. Siempre es un honor ser el divertimento de mi grupo…
Pero qué lugar impresionante bro. y que bueno que hayas podido conocerlo! Geniales las fotos, vuelvo a destacar. Suman mucho a la historia.
Un lugar único y una experiencia irrepetible la verdad